Si algo tienen en común nuestros
pollitos es que todos tienen un peluche favorito que no dejan ni a sol ni a
sombra y al que llevan consigo a donde vayan (a veces a rastras si son muy
chiquitos para cargarlos). Como es de esperarse, al cabo de un teimpo estos
compañeros fieles hacen gala de una montaña de sucio e incluso son portadores
de muestras de sopa, compota, acuarelas, plastilina, etc.
Visto que no todos los peluches
pueden darse el lujo de tomar un baño en la lavadora, hoy les traemos una
sencilla guía para que ayuden a los peluches de sus niños a hacer las paces con
la limpieza.
Tengan a mano:
Un cepillo de dientes que ya no
usen y esté limpio
2 trapitos blancos o de colores
claros. Deben estar limpios
1 toalla blanca y limpia (no
querrán que el peluche corra el riesgo de mancharse con una toalla de color)
Bowl o poncherita para lavar
Detergente de alta eficacia y
bajo en espuma para lavar
Foto cortesía de: Mamaslaundrytalk.com |
Humedezcan uno de los trapitos
con esta solución, pero cuiden que tampoco quede empapado. Con movimientos
circulares, froten gentilmente el exterior del peluche hasta que se vea limpio
de los pies a la cabeza.
Si después de esta operación el
peluche sigue presentado una mancha en particular, humedezcan el cepillo de
dientes con la misma solución jabonosa y froten delicadamente el área. El
cepillo es el último recurso a usar en estos casos ya que pudiera dañar el
material con que está hecho el peluche, así que primero agoten el primer paso
usando el trapito.
Humedezcan el otro paño, esta
vez con agua fría, y enjuaguen el peluche mientras lo frotan con movimientos
circulares hasta retirar el detergente.
Por último, pongan a secar el
peluche frente a una ventana o ventilador si quieren acelerar el proceso y… ¡voila! Alégrenle el día a sus pollitos
con su peluche de siempre, ahora con aspecto más fresco y renovado.
Idea tomada de:
www.mamaslaundrytalk.com
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