Muchas crecimos oyendo que el consumo de azúcar en
niños pequeños produce hiperactividad. De tanto oírlo, lo asumimos como cierto
y a la hora en que nos convertimos en madres procuramos suprimir al mínimo la
ingesta de dulces en nuestros pollitos para evitar corroborar en carne propia
aquella teoría tan popular.
Foto cortesía de: Webmd.com |
Sin embargo, los expertos del reconocido site Babycenter.com.es
sostienen que ésto no es más que un mito sin ninguna validez científica. Dentro
de la gran gama de estudios que se han realizado para comprobar dicha hipótesis,
el azúcar ha salido libre de culpas hasta ahora. Caso contrario es el de los
colorantes, conservantes y aditivos químicos, mismos que han sido relacionados por
algunos estudiosos del tema como posibles desencadenantes de la hiperactividad infantil.
En busca de explicaciones, el portal Esmas.com
apunta que toda la confusión pudiera deberse a un mero problema de asociación.
“Puede ser que algunos niños reaccionen al valor psicológico en ciertos
alimentos, alterando su comportamiento. Los dulces, galletas o pasteles son, en
general, asociados con fiestas o celebraciones infantiles donde hay mucha
agitación y actividad. Las alteraciones del comportamiento que observan los
padres pueden ser más el resultado del ambiente en donde se consumió el
alimento, que el efecto del mismo”, señala esta página web.
Foto cortesía de: Motherearthnews.com |
A pesar de que el azúcar sea inocente de estos
cargos hasta que se demuestre lo contrario, siempre es recomendable controlar
su consumo pues, si fuera por nuestros pollitos, ellos desayunarían,
almorzarían y cenarían dulces y golosinas. Aun y cuando todo parece indicar que
este ingrediente no es el culpable de que nuestros chicos a veces se muestren
mas enérgicos que de costumbre, lo que sí es cierto es que un consumo desmesurado
de azúcar podría causarles caries, obesidad e incluso diabetes, así que en este
caso aplica aquello de “todo en exceso es malo”.
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