A menudo los padres nos olvidamos de la influencia
de las emociones de nuestros hijos en su salud, presente y futura. Con
frecuencia consideramos las emociones de nuestros hijos como caprichos o
manipulaciones, ignorándolas, exigiéndoles que las controlen (aún cuando nosotros
mismos no hemos aprendido cómo hacerlo) o pretendiendo cambiarlas. La verdad es
que el impacto que tienen nuestras emociones en nuestra salud, va mucho más
allá de lo que normalmente pensamos.
Recientemente asistí a unas jornadas tituladas
"Dolores sin lágrimas: aproximaciones al dolor psíquico vivido por el
cuerpo", organizadas por la Asociación Creando Salud. Si bien estas
jornadas no estaban dirigidas a padres, en prácticamente todas las conferencias
se discutió el vínculo que existe entre la relación de la madre con el bebé
recién nacido y el desarrollo de las llamadas "enfermedades
psicosomáticas". Cuando el bebé no obtiene respuesta a sus necesidades
físicas y emocionales a través del contacto amoroso de su madre, no logra crear
el vínculo necesario para construir los símbolos mentales que le permitan
manifestar sus ansiedades. Al carecer de estos símbolos, el bebé busca cómo
liberarse de sus angustias manifestándolas a través de su cuerpo.
Foto cortesía de: Invitationtohang.com |
Sobre ello, la Escuela Psicosomática de París
señala que el psicosomático está caracterizado por una "insuficiencia en
la mentalización" que le impide la expresión psíquica de sus conflictos a
causa de un desamparo inicial producto del vínculo con una madre narcisista que
promueve un vacío psicológico, en el cual se impide el despliegue del espacio
simbólico de la fantasía y abre el camino a la acción directa corporal. Al no
ser atendidas las señales indicadoras de sus deseos, el bebé las paraliza y
produce respuestas corporales patológicas que equivalen a los primeros síntomas
psicosomáticos.
Foto cortesía de: http://weheartit.com |
¿Qué significa todo esto para nosotros como padres?
Pues a mi entender, significa que debemos tener mayor conciencia de la
importancia que tienen nuestras acciones, gestos y palabras para el desarrollo
integral de nuestros hijos. Dedicarle tiempo y amor a nuestros bebés no es
malcriarlos ni consentirlos, sino la mejor forma de garantizar una excelente
salud para ellos en el futuro.
En la medida que las madres modernas entendamos el
importante rol que jugamos en la sociedad, y dejemos de luchar contra nuestros
instintos, entendiendo que el tiempo que pasamos con nuestros bebés es sagrado
y no una pérdida de tiempo, entonces estaremos criando/creando una sociedad más
sana tanto emocional, como físicamente.
Para finalizar, comparto con Uds. una cita del
pediatra y psicoanalista inglés D. W. Winnicott, que copié de una de las
presentaciones y me pareció impactante:
"La necesidad primaria del bebé
no es el alimento,
sino ser alimentado por alguien
Blogger colaboradora:
Susana Gonzalez Rico @SoySugar
"... A través de este espacio quiero compartir con mis dos hijos (y con todos lo que lo deseen) el crecimiento que ellos me regalan cada día"
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