Una vez que rompas fuente todo se
resumirá en una sola cosa: dar a luz. Créenos, no tendrás cabeza para nada que
no sea traer a tu bebé al mundo. Por eso, asegúrate de tener todo listo para
cuando llegue el momento.
A continuación algunos tips que te
pueden servir de mucho…
Es bueno tener un plan A, pero aun mejor es tener un plan B. Muchas anotamos en papel un muy organizado
plan para el día del alumbramiento, pero muchas cosas pueden pasar en el
interín (que tu médico no esté en la ciudad al momento de dar a luz, que haya
una obstrucción en la vía hacia la clínica que tenías en mente, etc). Contempla
varias posibilidades y se flexible. Lo que realmente importa es traer al mundo
a un bebé sano.
Equipa a tu esposo. Dado
que estarás ocupada en “otros menesteres”, dale al padre del bebito la cámara
para que retrate y grabe los primeros momentos de tu pollito en este mundo, y
de ustedes como nueva familia. Visto que es mejor prevenir que lamentar, mete
en el maletín de la cámara el cargador, baterías, varias tarjetas de memoria
para almacenar el mayor número de fotos, etc.
Foto cortesía de: Babyology.com.au |
Los remedios. Aun y
cuando algunas madres quisieran tener un parto exento de medicamentos, no cabe
duda que estos están para ayudarnos. Sigue al pie de la letra las indicaciones
del médico y toma los calmantes para el dolor a la hora fijada.
¡Levántate! Tan pronto
como te sientas bien, procura levantarte de la cama y al menos hacer cortas caminatas
dentro de la habitación después del parto. Esto ayudará a acelerar tu
recuperación.
Aprovecha la ayuda mientras puedas. Cuando vemos por primera vez a nuestros pollitos nos enamoramos de tal
manera que no queremos separarnos ni por un minuto de ellos. Sin embargo,
aprovecha toda la ayuda que presten las enfermeras con su cuidado en las
primeras horas de nacido, pues así podrás recuperar las energías. En la noche,
manda a tu bebito a dormir en la enfermería… tranquila que ellas lo traeran
tantas veces quieras.
Foto cortesía de: Stephsbitebybite.com |
Se agradecida. Si es
posible, lleva a la clínica un detalle para compartir con quienes te atenderán.
Galletitas, frutas o algún snack es una excelente forma de expresar tu
gratitude (¡no sabes la diferencia que puede hacer este simple gesto en el
trato que recibiras!) Coloca un bowl con estos bocadillos en tu habitación, de
manera que quien te visite se sirva, incluídos médicos y enfermeras.
“El” sobre. En la
clínica recibirás formularios y papeles importantes relacionados al nacimiento
de tu bebé. Lleva contigo un sobre donde guardar toda esa información. Aunque
parezca un consejo trivial, te darás cuenta lo crucial que es.
“Santa caja”. Gran
parte de quienes te visiten en el hospital te llevarán regalos, así que te sugerimos
llevar una caja a la clínica para poder cargarlos con mayor facilidad a la hora
de volver a casa.
Hazle un recorrido. Visto
que estarás al menos un par de días en la clínica, es bueno que le muestres a
tu esposo dónde guardas tus cosas en casa, en caso de que necesites que te
lleve algo que no hayas empacado o que en los primeros días después del parto
no te sientas muy dispuesta a salir de la cama. ¡Apóyate en él como tu gran aliado
e involúcralo en toda esta hermosa experiencia! No lo dejes tan sólo como un
expectador.
Prepara el carro. Asegúrate
de ya tener instalada la silla del bebé en tu carro para cuando les toque ir a
casa con el nuevo miembro de la familia.
Bolso. Empaca: papeles
del seguro médico, cédula de identidad, kit para conservar las células madres del
cordón umbilical (si así lo decides), teléfono y cargador, medias, Chapstick
para los labios (el frío de la clínica podría resecarlos y partirlos), lentes
(si los usas… ¡no querras estar como Mr. Magoo hasta volver a casa!), Ipod y algún
libro para tus momentos de descanso, artículos de aseo personal, colitas para el
cabello (las necesitarás), gel antiséptico para las manos (¡que nadie toque a
tu chiquito sin tener las manos bien limpias!), franelas de botones que puedas
abrirte sin problema para alimentar al bebé, pantalones y calzado cómodos (la
moda quedará en segundo plano en esos días). ¡Ah, y por supuesto la ropita del
bebé, incluyendo guantes y gorros para que no pase frío, y los pañales!
Atrapa la magia del momento. Ten en la habitación un libro en blanco que tus visitantes puedan firmar,
así quedarán plasmadas las emociones del momento para siempre.
Finalmente, si
ya tienes hijos, asegúrate de empacar sus cosas con tiempo y agenciar su cuidado
mientras estés en el hospital. Cuando el bebé decida venir al mundo todo girará
en torno a eso y nada más.
Fuente: http://www.getsnazzy.com
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