25 Jun · Malanie Fajre · No hay comentarios
El consumo de agua es esencial en nuestra vida. Este componente es el encargado de regular muchas de las funciones del cuerpo humano, incide en el cerebro, las células, el corazón, en el tracto digestivo, los músculos y articulaciones, los riñones, en la piel y la temperatura corporal. En cada uno afecta y ayuda de una manera distinta y saludable.
Pero, en este caso vamos a enfocarnos en tres etapas importantes por tener una especial incidencia en estas: el embarazo, la lactancia y los primeros años de vida.
Durante el embarazo, la hidratación cobra más importancia porque el feto esta compuesto por 90% de agua. Durante la lactancia, baja a un 75% en los bebés y así va disminuyendo en las etapas de vida hasta alcanzar la edad adulta.
Las razones por las que aumenta la necesidad de agua en el embarazo es porque suceden una serie de cambios fisiológicos, y este componente ayuda a: prevención de infecciones urinarias, mantener el líquido amniótico, prevenir los cálculos renales, la deshidratación por vómitos en las gestantes.
Este tema ha sido de mucha importancia para la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), donde el presidente científico Javier Aranceta, menciona que “Además, se produce una mejoría de la sensación de quemazón en el esófago (pirosis) por la ingesta hídrica frecuente, que previene además el estreñimiento como síntoma común. Y hay que tener en cuenta que cerca de dos tercios del aumento de peso que experimente la embarazada son agua. Por eso, la ingesta de referencia durante el periodo de gestación debe ser de unos 2,5/3 litros al día, con preferencia por el agua mineral por la seguridad de su consumo y por el aporte complementario de minerales y oligoelementos como calcio, magnesio o bicarbonatos, entre otros”.
Cuando hablamos de lactancia materna, el 90% de la leche es agua. Es por eso que los bebé cuando toman leche de la mamá reciben más cantidad de agua que en otras etapas. Las madres que se encuentran en período de lactancia, sienten más saciedad debido a que el recién nacido se nutre por esa ingesta hídrica. En esta etapa se elevan unos 700 mililitros más al día en la necesidad de tomar más agua, por la que la madre debe tomar en cuenta la calidad de agua que esta tomando, por ejemplo que sea baja en sodio.
Por último, cuando hablamos de los primero años de vida o primera infancia, también es sumamente importante una buena hidratación. La nutrición juega un papel importante; alimentos ricos en agua como las frutas y vegetales son esenciales consumirlas en comidas.
Las necesidades del consumo de agua de un niño de 1 a 6 meses es aproximadamente de 0,7 litros al día, es decir, esto se cubre con la lactancia. Cuando están entre los 6 y 12 meses de vida, aumenta a 0,8 litros al día, y de 1, 3 a 2,3 litros cuando pasan del año hasta los 18 años. Por eso, es recomendable tomar por lo menos 8 vasos de agua diarios, para cubrir las necesidades.
Fuentes:
www.europeanhydrationinstitute.org
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