Los amigos imaginarios son muy comunes en niños pequeños que son hijos únicos, no se han incorporado a actividades escolares o que viven en un mundo adulto, y que por ende no conversan, juegan o comparten con otros niños. Estos compañeros ficticios pueden ser personas, animales, objetos o personajes inventados.
Muchos padres suelen alarmarse al descubrir que su hijo tiene un amigo imaginario, ignorando que este no es la representación de un fenómeno patológico ni anormal y que deben estar cerca del niño para acompañarlo y así saber qué es lo que necesita o qué está queriendo compensar con esta fantasía.
Según los psicólogos, los amigos imaginarios surgen como ayuda para los pequeños que no expresan sus sentimientos con facilidad, o simplemente para satisfacer necesidades o anhelos. Existen estudios que afirman que los infantes con amigos imaginarios suelen desarrollar habilidades creativas a medida que van creciendo, y llegan a inclinarse por las artes y la poesía.
Algunos especialistas aseguran que los niños que pasan más tiempo frente a la televisión también son más propensos a crear amigos imaginarios.
Los padres no deben negarles a sus pequeños la existencia de estos personajes, si no conversar con ellos acerca de cómo los ayudan estos amigos con el fin de comprender que está tratando de expresar el niño a través de esta conducta que generalmente desaparece cuando comienza la socialización continua con otros niños.
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