12 Feb · Malanie Fajre · No hay comentarios
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Maternar y trabajar
Solemos creer que maternidad y trabajo son incompatibles. Sin embargo no importa si
trabajamos o no. Importa saber si logramos fundirnos en las necesidades de los niños
pequeños en relación al contacto corporal, el cobijo, la lactancia, los brazos disponibles, la
mirada, la quietud y la presencia durante las horas que sí estamos en casa, incluyendo la
noche. Siempre es posible seguir trabajando, si es nuestro deseo o nuestra necesidad, sin
que el niño tenga que pagar los precios del abandono emocional. Con frecuencia utilizamos el trabajo como refugio y excusa perfecta para no someternos al vínculo fusional con los hijos. En cambio otras veces nos lanzamos a ese misterioso universo sin tiempo y sin bordes que es el contacto corporal permanente con los niños pequeños, sabiendo que esa hazaña es invisible a ojos de los demás, y que en ese territorio no recibiremos reconocimiento ni
apoyo.
El problema no es el trabajo. El problema es la vuelta a casa. Pensemos cuántos minutos por día le dedicamos -de verdad- a la satisfacción pura de nuestros hijos traducida en piel,
olor, leche, fluidos, abrazos y palabras llenas de sentido.
Cuando regresamos a casa, el niño que ya nos ha esperado con infinita paciencia siente que, ahora sí, ha llegado la hora de estar con mamá. A partir de ese momento merece ser
resarcido, colmado de caricias, tiempo, abrazos y sonrisas y también merece recibir
respuestas a sus reclamos legítimos ya que ha esperado estoicamente el regreso de su
madre. Si somos capaces de delegar todo lo demás una vez que hemos regresado a casa,
si comprendemos que no hay nada urgente más que nutrir a nuestro bebe de caricias y
leche, entonces el trabajo no será un obstáculo para el vínculo amoroso entre la madre y el
niño.
Laura Gutman
Etiquetas: crianza, embarazo, maternidad
Categoría: Bebés, Crianza, Desarrollo, Embarazo, Maternidad, Pollito Inglés, Salud
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