28 Feb · Malanie Fajre · No hay comentarios
Siendo una mamá soltera y trabajadora me interesa mucho saber cómo optimizar el tiempo que paso con Julieta. Y cuando digo “optimizar” que suena muy corporativo, me refiero a cómo emplear el tiempo que tengo libre para compartirlo con ella y que sea enriquecedor, de calidad y positivo para nuestra relación de madre-hija.
Todo lo que me encuentro por ahí acerca de este tema lo leo y me llevo tips y consejos útiles que me ayuden a realizar bien mi labor de madre y no sentirme culpable por no tener suficiente tiempo con mi gordita.
Hoy me conseguí con este artículo del periódico El Tiempo (Colombia), que no puedo dejar de compartir porque da unas recomendaciones muy concretas que nos pueden ayudar a aquellas mamás que como yo deben dividir su tiempo entre varias labores.
Un abrazo y ánimo que Sí se puede ser mamá y trabajar al mismo tiempo!
Dele calidad de tiempo a su familia
El exceso de trabajo no es excusa para que los padres dejen de involucrarse en la vida de sus hijos.
Archivo El Tiempo |
Para todos los niños compartir tiempo de calidad con sus padres es fundamental. Esto se traduce en encontrar momentos enriquecedores en los que el buen humor, el juego, las actividades en familia y el diálogo fluido sean los ingredientes principales.
Para Marcela Ariza, directora del Instituto de la Familia de la Universidad de la Sabana y especialista en educación, “es un momento que favorece, anima, genera una convivencia bonita y en el cual se aprende a través de una conversación espontánea que surge de una inquietud“. Para la experta, es también brindarle la posibilidad al niño de que al llegar del colegio encuentre a alguno de sus padres en casa. “Su calidad de tiempo comienza cuando se baja del bus y quiere hablar con su mamá. Pero la calidad de tiempo de ella es llegar a las 9 de la noche cuando su hijo ya está dormido”, añade.
Por su parte, Miguel de Zubiría, sicólogo evolutivo de la Fundación Alberto Merani, dice que la base del buen aprovechamiento del tiempo es la conversación efectiva. Su aporte se sustenta en un estudio elaborado en el 2008 por la Fundación Alberto Merani, en el cual fueron entrevistados 8 mil niños.
“Encontramos un vínculo entre la soledad y el tipo de conversación que sostenían con sus padres. Quienes se sentían solos, afirmaban que sus padres siempre les hablaban en un tono ofensivo. En cambio, los jóvenes que no tenían un problema de soledad opinaban que el diálogo con los adultos era libre de juicios”, dice.
Diálogos de acuerdo con la edad
De los 2 a los 4 años, el tema de conversación debe estar orientado hacia cómo perciben a los hermanos, cómo se sienten en el hogar y cuáles son sus actividades favoritas.
De los 4 a los 7 años, las preguntas sobre los compañeros del colegio son importantes.
Entre los 8 y los 11 años, aparecen las angustias y la sexualidad, es el momento para resolver inquietudes.
Para Luz Elena Riveros, terapeuta infantil y de adolescentes, un diálogo enriquecedor a cualquier edad es “volver a los relatos familiares. La peor pregunta es: ¿cómo te fue hoy? porque el niño contesta ‘bien’ y se acabó la charla”.
DIANA BELLO ARISTIZÁBAL REDACTORA DE ABC DEL BEBÉ
Etiquetas: crianza, maternidad
Categoría: Bebés, Crianza, Desarrollo, Maternidad, Niños/as, Pollito Inglés, Salud
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