Si tu hijo expresa una emoción no placentera con mucha intensidad, llora, se tira al piso, grita, da señales de irritabilidad y se le hace muy difícil atender a las demandas del adulto por estar muy inmerso en sus emociones, es porque seguramente está en medio de un berrinche (sobre todo si tiene entre los dos y los cuatro años de edad), algo totalmente natural en el desarrollo psicológico de los niños.
Sin embargo, esta etapa suele ser un motivo de ansiedad y preocupación para los padres. Quienes pueden creer que se debe a un acto de rebeldía, desobediencia o mala crianza. Nada más alejado de la realidad.
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