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El reto del aprendizaje en la pandemia.

 

No cabe duda que han sido tiempos de muchos cambios. Para nosotras como madres y mujeres trabajadoras, la pandemia ha representado un camino lleno de retos. Cuidar de la familia y lograr estabilidad en todos los sentidos, son solo un par de caras de nuestro sinfín de facetas. En nuestro “redescubrirnos” diario, muchas hemos sacado a la maestra que llevamos dentro y la educación de nuestros hijos e hijas se ha convertido en un tema prioritario entre mamás; además de lograr transmitirles conocimientos de manera sencilla, también se trata de aprender juntos, de formar un entorno de empatía, comprensión y amor. Este es el gran nuevo reto para nosotras; ser mucho más cercanas a la educación de nuestras hijas e hijos y no fallar en el intento. 

Es necesario, en primera instancia, recordar que los niños son solo niños y debemos darles libertad de expresarse y explorar para descubrir sus gustos, preferencias y habilidades, lo cual nos permitirá conocer la forma en que nuestros hijos aprenden, dejando de lado las comparaciones, y enfocándonos en las destrezas para potenciarlas. Cada niño y cada niña tiene su propio ritmo de desarrollo, no forcemos nada.  Habrán niños o niñas a quienes que les guste el canto, cantemos; habrán quienes prefieran el dibujo, dibujemos; habrán niñas y niños con mucha imaginación, incentivemos su creatividad. ¡Empoderemos sus pasiones! 

A mi hija desde muy pequeñita le llamó la atención la carrera de gastronomía y durante esta pandemia, al permanecer mucho más tiempo en casa, le vino bien para desarrollar su proyecto de una mini granja porque quería acercarse y aprender sobre los procesos productivos, costos, ingresos y egresos, así como la responsabilidad sobre los seres vivos. Con la ayuda principal de papá, se diseñó el proyecto y así fue como se construyeron los corralitos y se determinó cómo y con que se iban alimentar. Entendiendo que cada niña o niño se desarrolla en un entorno diferente; son muchísimas las actividades que podemos realizar desde nuestra preparación, conocimientos y accesibilidad ya que todo conocimiento nos enriquece; te invito a no dejar de experimentar y explorar sus nuevas pasiones.

Siempre que me es posible y dada las circunstancias de la pandemia, he llevado a mi hija o se ha conectado por videollamada a clases de cocina. El año pasado    comenzó formalmente su primer curso de repostería, sin descuidar sus actividades escolares y sus tiempos de esparcimiento.

La granjita cuenta con gallinas, pollos, patos, conejos, borregos y un par de guajolotes. En los días de verano podemos cultivar algunas hortalizas y con el estiércol realizar compostas, porque tenemos la gran bendición de vivir en el campo y desarrollar nuestro trabajo dentro del medio rural. En un principio, la mayoría de lo que se producía era para autoconsumo, pero como ha estado creciendo los excedentes se comercializan como productos locales y es así como la granjita ha recibido a algunos visitantes, para conocer el proyecto. Yo le digo a mi hija que no pasa nada, si en un momento dado ya no quiere estudiar para ser chef, lo importante es el propósito de la aventura: aprender,  porque aprender es algo que nunca vamos a dejar de hacer y yo voy a hacerlo con ella siempre que pueda.  

La pandemia sigue su curso y además de mantenernos seguros, debemos proveer todas las herramientas que podamos para hacer de nuestros hijos e hijas tengan en sus manos las herramientas para siempre aprender y para adaptarse a los cambios, que, como lo hemos visto, es importantísimo en nuestra formación.

Como mamá, te invito a disfrutar de este reto, a conocer las habilidades de tus hijos e hijas y a buscar información que te apoye para lograr una crianza sana y llena de amor.  

¡Abrazos!
Nos leemos pronto.

Esther Eben Ezer Gil Hernández

https://www.facebook.com/esther.gilhernandez

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