¡No dejes nunca llorar a tu bebé!
¡Perderá su capacidad de ser compasivo!
Así me dijo un familiar cuando
Julieta apenas tenía un par de meses.
Esta persona mencionó que Goleman lo expicaba bastante bien en su libro Inteligencia Emocional. Esta frase se me quedó grabada y acudí a la fuente de dicho decreto para investigar con más detalles su fundamento y así, conocer mejor cómo funciona el proceso de aprendizaje de las capacidades emocionales en mi pequeñita. De mi relectura del libro, ahora desde otro punto de vista u “otra mirada”, la de madre, extraigo algunos fragmentos para compartirlos contigo:
Esta persona mencionó que Goleman lo expicaba bastante bien en su libro Inteligencia Emocional. Esta frase se me quedó grabada y acudí a la fuente de dicho decreto para investigar con más detalles su fundamento y así, conocer mejor cómo funciona el proceso de aprendizaje de las capacidades emocionales en mi pequeñita. De mi relectura del libro, ahora desde otro punto de vista u “otra mirada”, la de madre, extraigo algunos fragmentos para compartirlos contigo:
El libro “Inteligencia Emocional”
de Daniel Goleman ,
fue editado por primera vez en enero de 1995 y se ha reeditado en 25 ocasiones.
Además, estuvo en la lista de los Best
Sellers de The New York Time
por un año y medio; lleva más de 5 millones de copias vendidas en todo el mundo
y traducido en más de 30 idiomas.
El capítulo “El Desarrollo de la Empatía”, Goleman analiza los orígenes del
aprendizaje del sentido de la empatía y asegura que se van formando a muy tempranas
edades del ser humano. “Prácticamente desde el mismo momento del nacimiento,
los bebés se muestran afectados cuando oyen el llanto de otro niño…”.
Esa empatía, asegura Goleman, comienza a formarse en los
bebés desde que nacen; y nos pone ejemplos que dejan en evidencia los efectos de
nuestras respuestas como padres ante las necesidades de nuestros de ellos.
Así, en un apartado dedicado a “La
Asimilación de los Fundamentos de la Inteligencia Emocional ”,
el autor presenta 2 casos:
- Un
bebé llora en su cuna, la madre que estaba dormida se levanta lo atiende,
cariñosamente le da pecho, lo acaricia, lo abraza y le transmite todo su amor
y comprensión, hasta que el bebé se queda dormido.
- Un
bebé llora en su cuna, la madre irritada se levanta de su cama molesta
porque le ha costado mucho dormirse después de una pelea con su marido y
desde que se encuentra con el bebé le reclama su llanto, le da pecho sin
siquiera mirarlo a los ojos y darle atención ya que está abstracta en sus
conflictos maritales y le transmite esa tensión al bebé quien deja de
mamar. La madre además se molesta y le reclama que si eso es todo lo que
va a tomar y lo acuesta en su cuna quien queda llorando hasta que exhausto
se duerme.
Estas historias las usa Goleman
para explicar las percepciones que va asimilando el bebé. Nos dice: “en el
primer caso, el bebé aprende que las personas perciben sus necesidades, las
tienen en cuenta e incluso pueden ayudarle a satisfacerlas, en el segundo, por
le contrario, el bebé aprende que nadie cuida realmente de él, que no puede
contar con los demás y que todos sus esfuerzos terminarán fracasando. Es así
como los padres imparten, de manera conciente o inconciente, unas lecciones
emocionales importantísimas, que activan su sensación de seguridad su sensación
de eficacia y su grado de dependencia”.
Dice Goleman que la repetición de
este tipo de respuestas hacia las necesidades que nuestros bebés ponen de
manifiesto, van determinando las capacidades emocionales (como la empatía y la compasión) de los niños y futuros
adultos.
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